El aroma de tu pelo
resumía la belleza
tu piel reflejaba
el crepitar de la leña
Aún escucho
el estruendo
de las lágrimas
golpeando tu bota derecha
De mi boca
disfrutaste la miel
y sufriste
el látigo de mi lengua
yo,
escuché en tus brazos
el último
estertor de mi infancia
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